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¿Cuál es el origen de los colores en las artesanías mexicanas?

Actualizado: 16 abr



En México, el color no solo adorna. Comunica, protege y celebra. Las artesanías mexicanas se reconocen en el mundo por su riqueza cromática, que no es resultado del azar ni de una simple búsqueda estética: responde a una historia ancestral cargada de significados, técnicas milenarias y una relación profunda con la tierra y los ciclos de la vida.



El color nace de la tierra: pigmentos naturales

Antes de que existieran los tintes industriales, los pueblos originarios de México creaban sus propios pigmentos a partir de elementos naturales. Esta práctica no solo era ingeniosa, sino profundamente sostenible:

  • Azul índigo: Se obtenía de una planta llamada indigofera suffruticosa. A través de un proceso de fermentación, se lograba un azul profundo usado especialmente en textiles de Oaxaca y Chiapas.

  • Rojo carmín: Uno de los colores más icónicos de México, proveniente de la grana cochinilla, un insecto que vive en los nopales. Su color fue tan valorado que durante la época colonial se exportaba como un tinte de lujo a Europa.

  • Amarillos y ocres: Se extraían de minerales como el óxido de hierro, pero también de flores como el cempasúchil y el pericón.

  • Verdes: Se lograban con mezclas de índigo y amarillos naturales o a partir de semillas como el achiote.

  • Negro: Provenía de carbón vegetal o de técnicas de cocción en atmósferas cerradas, como en el barro negro de San Bartolo Coyotepec.

Cada pigmento tenía una función no solo estética, sino también ritual y simbólica.



El simbolismo ancestral del color


Para las culturas prehispánicas, el color era un código sagrado. No se usaba al azar: cada tono tenía un significado preciso que conectaba con la cosmovisión, los elementos y los dioses.

  • Rojo: Asociado con el sol, la sangre, la vida y el oriente.

  • Negro: Representaba el inframundo, la noche, el misterio y lo sagrado.

  • Blanco: Estaba vinculado a la muerte, la pureza y el oeste.

  • Azul: Relacionado con el agua, el cielo, la fertilidad y el sur.

  • Amarillo: Se conectaba con el maíz, la riqueza y el centro de la vida.

En los textiles, bordados y cerámicas de los pueblos originarios como los mixtecos, zapotecos, otomíes o tzotziles, estos colores siguen vigentes y cargados de intención. En muchos casos, indican el linaje, la comunidad, el calendario o los ciclos vitales.



El encuentro entre mundos: nuevos pigmentos y adaptaciones

La llegada de los colonizadores trajo también nuevos tintes, como el azul prusiato o el anilina, que se mezclaron con los sistemas tradicionales. Sin embargo, muchas comunidades artesanales preservaron los procesos antiguos, especialmente en textiles y alfarería.

Con el paso del tiempo, los artesanos comenzaron a experimentar con colores más brillantes o resistentes, sin perder la esencia simbólica del color.

Hoy, hay un resurgimiento del uso de pigmentos naturales por razones ecológicas, culturales y estéticas, especialmente en proyectos que promueven el comercio justo y la identidad territorial.



El color como seña de identidad

En México, el color es una forma de decir "soy de aquí". En las artesanías, los contrastes intensos, los patrones geométricos o florales y la saturación cromática reflejan la diversidad de paisajes, climas, lenguas y tradiciones del país.

El color no solo es identidad regional, sino también emocional: nos remite a la infancia, a las fiestas, al altar del Día de Muertos, a los mercados y a los cuentos.



Colores que inspiran diseño contemporáneo


En Colección Serpentina, estos colores tradicionales inspiran nuestras creaciones. No solo por su fuerza visual, sino por su historia. Al reinterpretarlos en diseño contemporáneo, buscamos honrar su origen y conectarlos con nuevos lenguajes.

Nuestros productos integran papel enrollado a mano en combinaciones que evocan el rojo bandera, el azul índigo, el verde pasto o el morado festivo. Cada pieza busca ser una extensión de esa memoria viva.



Conclusión

El color en las artesanías mexicanas no es un adorno. Es una herencia viva. Es tierra, insecto, flor, ritual y canto. Al elegir una pieza artesanal, estamos también eligiendo una forma de mirar el mundo con más significado y más verdad.


 
 
 

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