Perros prehispánicos mexicanos: el legado del tlalchichi y su reinterpretación en la escultura “Tachi”
- Porfirio Díaz
- 17 abr
- 2 Min. de lectura
El tlalchichi y el xoloitzcuintle: dos razas distintas
En el México antiguo, existieron varias razas caninas, entre ellas el xoloitzcuintle y el tlalchichi. El xoloitzcuintle es conocido por su tamaño mediano, cuerpo esbelto y patas largas, mientras que el tlalchichi era un perro pequeño, regordete, de patas cortas y curvas, y con poco o ningún pelo.

Actualmente, muchas figuras de barro que representan al tlalchichi son erróneamente comercializadas como xoloitzcuintles, debido a la popularidad de este último y a la falta de conocimiento sobre las diferencias entre ambas razas.

Función en la sociedad prehispánica
El tlalchichi tenía un papel importante en la vida cotidiana y espiritual de las culturas mesoamericanas. Vivía en estrecha convivencia con las personas y, en ocasiones, era sacrificado para acompañar a su dueño en el viaje al inframundo. Se han encontrado figuras de barro que representan tlalchichis con máscaras humanas, lo que sugiere que también eran sacrificados en lugar de personas, como una forma de “engaar a la muerte”.

Extinción del tlalchichi
Con la llegada de los españoles y las nuevas prácticas coloniales, los tlalchichis fueron progresivamente desapareciendo. En el siglo XVII, se prohibió la presencia de perros en las calles y se ordenó su exterminio, lo que llevó a la extinción de esta raza. Sin embargo, su legado ha perdurado en el imaginario cultural, y algunos creen que el actual perro chihuahua podría descender de ellos.
Reinterpretación contemporánea: la escultura “Tachi”
La obra “Tachi” se inspira directamente en los extintos perros prehispánicos tlalchichi. Estos pequeños y regordetes perros, que vivían en casa y eran considerados ofrendas valiosas, formaban parte de rituales funerarios, donde incluso eran sacrificados con máscaras humanas para sustituir simbólicamente a sus dueños.
En Colección Serpentina, reinterpretamos esta figura con una mirada lúdica, emotiva y profundamente simbólica. Las esculturas de Tachi están disponibles en dos versiones:
Multicolor, que refleja la alegría del arte popular mexicano y la energía vital de estos fieles compañeros.
Bicolor (negro con dorado o tonos sobrios), que alude al viaje espiritual y la dimensión ceremonial de estos perros.
Ambas versiones cuentan con detalles coloridos, como collares en espiral y aplicaciones hechas a mano, que evocan la festividad, la protección y el acompañamiento. Estas piezas han sido diseñadas por el artista Jesús Rentería, quien ha sabido capturar con sensibilidad la esencia ancestral del tlalchichi y transformarla en una obra de diseño contemporáneo.
Tachi es una escultura que celebra la ternura y el poder simbólico de los perros prehispánicos, para acompañarnos hoy con una sonrisa y una historia en cada forma.
Comentarios